viernes, 30 de julio de 2021

El hombre que no era nadie.


Tengo cierta alergia a esas novelas inglesas en las que los personajes viven dramas horribles al arruinarse y tener que malvivir sólo con cuatro criados. En las que los personajes que se ganan la vida trabajando casi nunca tienen nombre, nunca tienen apellido y se identifican por su profesión. 

"El hombre que no era nadie" es de esas novelas. Aún así, tiene cierto interés y resulta una lectura agradable cerca del agua, donde los gritos de los niños y  las escuetas indumentarias de baño dificultan la concentración necesaria para la lectura. Entretenida, a pesar de algunas inverisimilitudes y la prebisibilidad de un final que quiere ser sorprendente.


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