viernes, 26 de agosto de 2011

La noche de los tiempos.

Esta novela tenía todos los ingredientes para gustarme.
El telón de fondo: el inicio de la guerra civil española. La última vez que España fue pionera respecto a Europa. aunque para mal.
El protagonista, un personaje con el que sentirme identificado. Ignacio Abel, hijo de trabajadores modestos, que se queda huérfano en su adolescencia y que, aún así, consigue acabar una carrera universitaria. Un hombre que rechaza la violencia, aunque no acaba de quedar claro cuanto pacifismo y cuanta cobardía construyen ese rechazo. Un hombre que cree que una sociedad perfecta debería ofrecer a todos las mismas oportunidades, pero que debería reconocer adecuadamente los méritos de cada uno.
Creo que Antonio Muñoz Molina consigue recrear muy eficazmente el ambiente previo a la Guerra Civil, todos los indicios apuntan al desastre y nadie los sabe ver. Bueno, algún personaje con pinta de chalado sí que lo ve. Consigue, además, una novela de las que te hace pensar.
Te hace pensar en la facilidad del ser humano para aceptar como normal lo que pasa. Recuerdo ahora cómo a finales de los setenta y principios de los ochenta los asesinatos de ETA nos parecían "normales".
Te hace pensar en lo que hubiese pasado si la guerra la hubiesen ganado los antifascistas.¿Cómo hubiese tenido que pagar la República Española el apoyo soviético?
Te hace pensar en el prestigio de la figura de Rafael Alberti, un magnífico capitán araña según la novela y según algunas opiniones de Miguel Hernández.
Te hace pensar en la intransigencia de la izquierda, siempre dispuesta a una escisión por el motivo más nimio mientras la derecha sabe que es mejor administrar un porcentaje pequeño de la victoria que un porcentaje grande de la derrota.
Te hace pensar en lo difícil que resulta para el hombre mirar un poco más allá de su peripecia personal.
A libro le sobran algunas páginas, pero recomiendo leerlo.

P.D. Elsa, para evitar malentendidos, lo de que el protagonista es un cuarentón que ve cómo su mujer se hace mayor y él se lía con un jovencita, no me recuerda a mí.

jueves, 4 de agosto de 2011

Benito Cereno

Tenía la idea de que Herman Melville era un escritor de aventuras, como Salgari, como Stevenson, como Verne, como Dumas. Benito Cereno también tiene el envoltorio de una novela de aventuras: navegación, penalidades, luchas; pero las aventuras resultan algo secundario.Resulta más bien una novela de intriga. Meville hubiese podido rodar "La ventana indiscreta" si hubiese nacido 80 años después.
La novela, hoy, sería difícilmente recomendable para adolescentes por su violento racismo. Probablemente, las mentes puritanas que has podado Tom Sawyer, arrojarían el libro a la hoguera. Sin embargo, para los adultos que sabemos que el protagonista puede no ser el bueno, resulta una novela absorbente. Animo a leerla.