jueves, 11 de octubre de 2018

Èdip

Hace dos semanas fui a ver en el Kursaal de Manresa la adaptación de Edipo que ha hecho Jeroni Rubió Rodon. Ahora andan de gira por comarcas. Está muy bien eso de acceder a la cultura sin agobiarnos en la capital.
Como todos los clásicos, Edipo habla de muchas cosas. Y cada espectador se ver interpelado por una. A mí me llamó la atención la culpa. Edipo se siente devastado cuando descubre que el hombre que mató en legítima defensa era su padre y que la mujer con la que se casó es su madre. Uno sale del teatro con la sensación de que estos griegos eran unos exagerados, ni sabía que era su padre cuando lo mató, ni sabía que era su madre cuando se la zumbó. No es para estar orgulloso, pero de ahí a arrancarse lo ojos... Pero luego, con calma, recuerdas los remordimientos que todavía sientes por aquella cosilla que hiciste hace mucho tiempo y que, mirado con frialdad, tampoco era para tanto.