Torquemada en la Cruz

Benito Pérez Galdós vendría a ser el Arturo Pérez Reverte de finales del siglo XIX. Un autor que consiguió reunir éxitos de crítica y público. Torquemada en la Cruz forma parte de una tetralogía (no hemos cambiado tanto, los éxitos de público se publican en lotes de tres o cuatro) en la que se narran la vida y milagros de Francisco Torquemada. Este individuo es un usurero que consigue amasar una fortuna respetable. En este episodio, a Torquemada, que ya es rico, se le presenta una situación que todos entenderemos revisando nuestra carpeta de spam.
a) Un negocio en el que, engrasando oportunamente a algunos funcionarios, se puede conseguir un considerable pastón.Una carta nigeriana, para entendernos.
b) La conquista de una mujer joven. Un correo de "mujeres rusas buscan marido", vaya. Y...
c) El prestigio social. Ése que nos ofrecen al vendernos un reloj parecido a un Rolex pero que cuesta 100 veces menos.
A Torquemada, estas tres ofertas le llegan en el mismo paquete. En el entierro de una amiga común, entabla conocimiento con una mujer arruinada de rancio abolengo. Uno de los motivos de la ruina, es una herencia en litigio con el Estado que no ha podido recibir por culpa de los interminables trámites administrativos. A Torquemada, viudo, le sugieren que se case con una de las herederas. De esta forma, alegrará la cartera, la bragueta y la heráldica de un tiro.
Aunque algunos escrúpulos sociales de los personajes nos pillan lejos, otros aspectos criticados por Pérez Galdós son completamente actuales, como las construcciones gramaticales pomposas que la prensa y la política usan con despilfarro, a pesar los avisos de Fernando Lázaro Carreter (ayer) y Álex Grijelmo (hoy) nos siguen enviando.

El Jilguero

Un crío que acaba de entrar en la adolescencia pierde a su madre en un atentado terrorista. En la confusión causada, el chico toma una decisión errónea que le perseguirá toda la vida. A partir de ese momento, zarandeado por los reveses de la vida, es incapaz de explotar su talento y sólo sabe meterse en líos.
La crítica lo pone muy bien, y está bien, pero no tanto como las expectativas que me había creado.