La peste

El azar escogió el mejor día para acabar este libro: 16 de agosto, San Roque.
En la novela se narra la aparición, el auge y la extinción de una epidemia en una ciudad, Orán, que se debe aislar para evitar la propagación. Tengo la sensación de que se trata de una novela demasiado optimista, demasiado benevolente con el ser humano. Casi todos los personajes tienen un comportamiento heroico, porque heroico es seguir haciendo bien tu trabajo cuando todo a tu alrededor se desmorona.
Los que entienden de literatura han querido ver en esta novela una alegoría de la actuación de la población ante el nazismo. Quizá porque, para los críticos literarios, es inconcebible una epidemia mortal en pleno siglo XX. El ébola ha demostrado que esta novela es perfectamente inteligible sin buscarle un significado ulterior,

El misterio de la cripta embrujada.

Leí esta novela por primera vez, porque me obligaron en BUP, hace treinta y cinco años. Había olvidado quién era el malo y si el protagonista había conseguido evitar el retorno al manicomio. Pero no había olvidado de que me reí mucho y de que retrataba una Barcelona sórdida que la Barcelona pija ignoraba poniéndose una pinza en la nariz. Me he vuelto a reír y hasta casi he añorado una Barcelona que no conocí, en la que los grandes barcos desembarcaban marineros en busca de putas en lugar de descargar turistas en busca de alcohol y del lugar idóneo parra hacerse un autorretrato, perdón, un selfie.