Área 81.

Un coche que se come gente. No explico el final por si alguien quiere leerlo, pero está a la altura del planteamiento. Stephen King no es santo de mi devoción, pero en esta novela corta está especialmente desafortunado.

Doña Milagros

Emilia Pardo Bazán nos cuenta la historia de un pobre calzonazos en la asfixiante atmósfera de una capital de provincias. La autora nos lleva a una incipiente revolución de las costumbres: las clases sociales (casi castas) se resquebrajan, las mujeres exigen un papel más activo en la sociedad, la ciencia sustituye a la iglesia para explicar los desequilibrios de la mente. Eso sí, todo muy sutil, sin guillotinar ricos, sin apartar a los hombres del poder, sin quemar iglesias. Con la misma sutileza con que explica el origen de ls histeria. Cuando acabas de leerlo, entiendes que la histeria  se cura a follando, pero que las mujeres decentes no lo podían hacer porque las llamaban putas. 
La vida del protagonista da un vuelco cuando se cruza en su vida la jacarandosa Doña Milagros.

Emilia Pardo Bazán es de esos individuos que todos los revolucionarios desprecian, pero que, a veces consiguen cambios sociales más eficazmente que los que quieren quemarlo todo al menor contratiempo.