lunes, 24 de enero de 2011

Todo es silencio.

En esta novela, Manuel Rivas nos muestra la evolución de unos pequeños contrabandistas hasta convertirse en unos magnates del tráfico de drogas. Una espiral de dinero y poder que les lleva a hacerse los amos del pueblo. ¿Cuántos monstruos delictivos han nacido así, al amparo de la benevolencia popular? O más provechoso aún, ¿cuántos movimientos están naciendo ahora al margen de la ley amparados por la simpatía popular y pueden acabar convertidos en monstruos?.
El movimiento okupa ya ha dado algunos sustos.
El movimiento Anonymous. No me gustan los líderes personalistas, pero me gusta que la gente dé la cara sin esconderse detrás de burkas o máscaras.
Claro que otros movimientos ilegales en sus inicios han aportado importantes cuotas de libertad a sus sociedades, como el sindicalismo, las sufragistas, o los rebeldes tunecinos.

jueves, 6 de enero de 2011

Leviatán

El protagonista muere al explotarle en las manos la bomba que manipulaba. Esto sucede en la primera página y el resto del libro sirve para que el mejor amigo del protagonista explique cómo llega a morir manipulando bombas un escritor de mucho talento y mediano éxito. La cinco primeras páginas prometen, pero, después, el libro se hace muy pesado. Los cambios de humor, de trabajo y de pareja de los personajes se suceden sin que yo acabe de entender a qué se deben los cambios. Hacia la página 170 se produce un hecho brutal que parece ser el detonante de la huida del escritor. El escritor cambia de objetivos vitales, pero con el mismo sinsentido que los cambios anteriores.
Recuerdo algunas copas de vino que no me han gustado cuando los que me rodeaban lo encontraban magnífico. Sencillamente, yo no tenía el cuerpo para disfrutarlo. Puede ser que con esta novela me haya pasado lo mismo