martes, 19 de julio de 2016

El caso de la chica vacilante.

Esta novela policíaca parece una escena de caza de un halcón peregrino. Durante muchas páginas, Perry Mason da vueltas y más vueltas en torno a su presa, pero está muy lejos, no se acerca lo más mínimo. Los que seguimos la escena, sabemos quién es la presa, porque el abogado Mason dice que no se fía de ella y el abogado Mason no se equivoca nunca. Pero verle dar tantas vueltas resulta aburrido. Al final, desciende en picado y en cuatro o cinco páginas lo resuelve todo. Demasiado vertiginoso después de doscientas cincuenta páginas tan calmadas.