martes, 5 de abril de 2016

El ejército furioso.

Cuando la megafonía anuncia que está embarcando tu vuelo y tu miras hacia la cola para ver si te da tiempo a leer un par de páginas más, es que el libro que estás leyendo te ha enganchado. Con El Ejército Furioso me ha pasado eso. En esta ocasión, el comisario Adamsberg tiene que resolver cuatro casos, en realidad tres,  el cuarto es un caso de maltrato animal que nadie ha denunciado pero cuyo culpable no quiere el comisario que quede sin castigo. Su heterodoxa forma de gestionar a su equipo y de lidiar con sus superiores lo convierten en un tipo que te cae simpático. Por cierto, no estaría nada mal que en las academias de negocios utilizaran esta novela para enseñar a los líderes a explotar las diferentes capacidades.

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