domingo, 7 de diciembre de 2014

Sentido y sensibilidad.

Empecé a leer el libro intentando vencer mis prejuicios. La etiqueta de "escritora para mujeres" que lleva Jane Austen me hacía, a priori, poco atractivo el libro.
A la muerte de un acaudalado señor, el reparto de su herencia favorece a su primogénito varón (hijo de un matrimonio anterior) y relega a la viuda y a las dos hijas del último matrimonio. El mazazo económico para estas tres mujeres es de tal calibre que, casi en la ruina, tienen que abandonar Londres mudarse a una casa en el campo en la que sólo podrán mantener tres o cuatro criados. Buf, con este planteamiento, me costará empatizar con las protagonistas. Empezamos bien  para vencer mis prejuicios.
La novela narra las peripecias de las dos mozas, ambas en edad de merecer, para conseguir marido. La autora derrocha ironía a raudales, retrata muy bien a los personajes; pero algo me hace el libro indigesto. Cuando las protagonistas deciden hacer una visita de ¡dos meses! a una amiga, noto una ligera quemazón en el cardias. Cuando unos personajes hablan de manera obscenamente abierta de los ingresos de otros, noto ardor de estómago. Hacia la página trescientos cincuenta de las trescientas setenta y seis, me da la arcada que me revela por qué un ingrediente tan selecto como las emociones humanas y tan bien tratado como lo hace la autora, me resulta incomestible. Por primera vez, en una novela en la que nadie da un palo al agua y se dan continuas fiestas, aparece nombrado un criado. Lo que me hace indigesta la novela es la sociedad que retrata: una sociedad en la que los menos favorecidos no existen. Son totalmente transparentes. Para los miembros de la sociedad en la que transcurre la trama, la pérdida de un buen caballo de raza es más importante que la de un buen criado. Creo que la colonización de América muestra a las claras la diferencia entre las "personalidades" de los países colonizadores. La Inglaterra retratada por Jane Austen colonizó América manteniendo una estricta segregación racial y social que contrasta con la colonización llevada a cabo en el sur por españoles y portugueses.

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