domingo, 16 de agosto de 2020

Cuando sale la reclusa

El comisario Adamsberg vuelve a hacer gala de su extraña intuición para vincular hechos aparentemente inconexos y descubrir que detrás de unas muertes aparentemente accidentales está la mano de un asesino. Como es de esperar, también descubre el asesino.

Lo que más me ha gustado de la novela  es la confrontación entre las normas y la ética. No me refiero a la disputa básica sobre si se debe obedecer una norma injusta. Fred Vargas va un paso más allá y nos muestra las contradicciones del comisario que se salta sin reparos las normas que le parecen inútiles, pero que es mucho más cuidadoso con las normas que, aún contradiciendo su ética, tienen efectos importantes.

Seguro que todos tenemos contradicciones de este tipo. Una posible explicación es el miedo a ser pillado, pero creo que eso no lo cubre todo.

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