La novela narra los desmanes del emperador Domiciano y cómo se va creando un enjambre de enemigos a los que solo puede contener con el terror. Pero llega un momento en que el terror es tan salvaje que, en vez de reprimir, empuja a sus enemigos hacia el asesinato del tirano como única salida a sus males. A pesar de su extensión, la novela se lee fácil: capítulos cortos, personajes sin demasiados recovecos, mucha violencia, un malo al que le coges mucha manía y una cucharadita de nacionalismo: el mejor personaje de todos es de los nuestros: hispano.
Absténgase de leer esta novela los revisionistas que derriban estatuas juzgando a los personajes históricos con la moral actual. Los buenos, son buenos de entonces: tienen esclavos, matan por un quítame allá esas pajas, son imperialistas...
Absténgase también de leer esta novela Donald Trump. El déspota ignorante que cree saber de todo quizás le recuerda a alguien.
Recomiendo esta novela a los que quieran asistir al inicio de la decadencia de un imperio y una civilización que parecían invencibles. La historia de la humanidad no siempre va a mejor.
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