La novela negra sirve, entre otras cosas, para que sus autores retraten sus sociedades. La parte más sórdida de sus sociedades. Lorenzo Silva es un buen escritor de novela negra. Muy eficaz. Para mi gusto, le sobra un poco de moralina. No solo retrata su (nuestra) sociedad, va un paso más allá y nos explica cómo le gustaría que fuese. Bevilacqua y Chamorro son demasiado perfectos. En La estrategia del agua, en vez de la cucharada habitual de moralina, nos ha puesto dos. La novela es entretenida, trepidante a ratos, pero...
Y otra cosa que me ha gustado menos que en otras novelas suyas, pero no sé cómo explicarla sin destriparla.
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