viernes, 18 de julio de 2014

Piel de policía

En la convulsa Barcelona de los años ochenta, un joven agente quiere colaborar en la creación de una policía homologable con las policías de los países democráticos. Las cosas no le acaban de salir bien del todo y el pasado vuelve a asaltarle a principios del siglo XXI.
La novela retrata muy bien el clima que vivimos entonces: ETA asesinando, policías del antiguo régimen torturando, atracadores violentos, la heroína arrasando drogadictos y su entorno. Y todos estos actores recibiendo su justificación social: el nacionalismo vasco comprensivo, los que justificaban el "algo hay que hacer para parar a ETA", hasta las canciones de Los Chichos o Sabina a mayor gloria de los quinquis.
Me apunto a la teoría que, sobre el GAL, se expone en la novela. El GAL no lo montó el gobierno socialista, pero, cuando se lo encontró, no quiso, no pudo o no se atrevió a pararlo.

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